[Puntuación: 3/5]
Empezar a leer un autor nuevo siempre es algo emocionante, nunca sabes exactamente qué puedes esperar de él, si cumplirá tus expectativas, si las rebasará o, en el peor de los casos, si no llegará a ellas. Quizá lo más recomendable es comenzar por el libro que más prestigio parezca tener de todos los que ha escrito y, sin embargo, con Michel Houellebecq algo me decía que era mucho mejor leer sus novelas en orden cronológico. Ampliación del campo de batalla es la primera de las que ha escrito hasta el momento y la única que me he leído, por ahora.
La historia se centra en un ingeniero informático de 30 años y cada minuto que pasa en su vida es como un ladrillo que se añade a la carga que lleva sobre sus espaldas, está cansado de esa existencia, de la gente que lo rodea, de su trabajo. Y hasta ahí puedo contar sobre el argumento, porque no hay mucho más.
Ésa es una de las mayores pegas que le puedo poner al libro: que no llega a pasar nada definido hasta el final. La primera mitad de la novela es tan sólo un relato aburrido del protagonista que se ve obligado a viajar por cuestiones de trabajo para vender un programa informático a un determinado cliente, y si bien cada palabra destila esa sensación de desprecio y crítica hacia la sociedad, no es suficiente para captar la atención del lector, al menos la mía. Me costó horrores llegar hasta la tercera parte del libro, y si no desistí antes fue porque sólo tiene 174 páginas y me niego a que una historia así de corta me venza. Eso sí, después de aquello todo es coser y cantar. La cosa se anima mucho más, y parece que se le da una razón a los actos del protagonista, que hasta el momento me habían parecido de lo más aleatorios.
De todos modos, y dejando a un lado los hechos narrados, que pueden gustar más o menos, y con los que sospecho que no he llegado a conectar por cuestiones de diferencia de edad (y es que 11 años de diferencia con el personaje son muchos años en cuanto a lo que se refiere a tener una visión del mundo u otra), Michel Houellebecq tiene una técnica especialmente buena. Esperaba florituras y metáforas retorcidas y he encontrado todo lo contrario: una pluma cruda y directa que no se corta a la hora de decir lo que piensa. Un autor provocador que -¡al fin!- no se queda en mera mala educación. Y es que mientras que leía no podía evitar pensar en lo bien escrito que estaba el libro y lo mucho que eché esto de menos al leer a otro francés, muy amigo del propio Houellebecq: Frédéric Beigbeder. Hace tiempo me leí su El amor dura tres años y creí morir del horror: ¿desde cuándo transgresor es sinónimo de soez? A partir de entonces, desarrollé un pánico enorme hacia aquellos que escriben de una forma más agresiva de lo normal, menos mal que me he encontrado con Monsieur Michel, que me ha hecho volver a apreciar ese tipo de estilo.
Porque con lo que me quedo de esta lectura, no es con la historia en sí. No. De hecho casi se me ha olvidado de lo insulsa que es. Lo verdaderamente bueno de Houellebecq es su voz como narrador, que deja huella y despierta una inmensa curiosidad. Por una vez me da igual sobre lo que leer, sólo sé que quiero seguir leyendo a este autor, aunque le dé por contar cuál es su rutina matutina o lo que cenó la noche anterior. El próximo, por no perder lo de leer su bibliografía según fue publicada, es Las partículas elementales. No creo que haga falta que diga las ganas tremendas que tengo de sumergirme en sus páginas.
Yo sí que he leido "Partículas elementales" y puedo decirte que está bien. Sigue siendo un provocador pues yo creo que ese el filón que ha encontrado pero está bien. Es muy triste, ya te lo anticipo.
ResponderEliminarSí, supongo que su estilo es ése, el de provocar, lo cual no es nada malo, nunca viene mal un poco de provocación (:
ResponderEliminarSi es tan triste, creo que me iré haciendo con un buen armamento de chocolate para poder leer el libro!
¡Gracias por tomarte el tiempo de dejar los comentarios!
¿Vas a leer "El mapa y el territorio". Yo lo he empezado y me gusta este estilo provocador.
ResponderEliminarPues tenía pensarlo dejarlo para más adelante, porque me los quería leer en orden cronológico pero bueno, se puede hacer una excepción. En cuanto termine los que tengo entre manos, me lo empiezo y así podemos comentarlo (:
EliminarHoullebecq siempre vuelve a los mismos temas pero el aura de vacío vital se encarna en 'El mapa y el territorio'como nunca, incluyendo su propio asesinato...
ResponderEliminarNo me lo he leído, pero dudo que tarde mucho más en hacerlo, ¡y más con este comentario!
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