El año pasado comencé a leer a Milan Kundera con La insoportable levedad del ser, que me gustó bastante y me dejó con ganas de más. Seguí con La identidad y después, en noviembre, con La broma. Con la llegada del fin del cuatrimestre no me dio tiempo a escribir nada al respecto y, por eso, ahora os traigo la reseña. ¡Más vale tarde que nunca!
La novela fue la primera que escribió Kundera, pero eso no hace que sea peor que sus trabajos más conocidos. La historia se centra en Ludvik, un joven perteneciente al Partido Comunista checo que se siente atraído por una de sus compañeras. Ella es un poco rígida y no tienen un gran sentido del humor, por lo que el protagonista decide mandarle, a modo de broma, una carta en la que se burla del optimismo de la ideología que ambos defienden, añadiendo varios comentarios que no gustan nada a sus superiores dentro de la liga de jóvenes del Partido. Así, es expulsado y forzado a formar parte de una sección del ejército compuesta por aquellos considerados como enemigos del Estado. Sobra decir que las condiciones a las que es sometido no son las mejores. Cuando acaba su suplicio, Ludvik es una sombra de lo que en su día fue y decide rehacer su vida, pero siempre manteniendo presente su odio hacia quien causó su desgracia.
Kundera no sólo se limita a un personaje y, aunque es verdad que los hechos siempre giran alrededor de Ludvik, también tienen cabida las vidas de otros personajes que, al igual que el protagonista, tienen una existencia hasta cierto punto infeliz y patética. Entre ellos se encuentran Helena, la mujer del supuesto amigo de Ludvik que puso especial empeño en que lo expulsaran del Partido y que quiere vengarse de la infidelidad de su marido; Lucie, una muchacha que Ludvik conoce mientras está en el ejército y con la que las cosas no van como era de esperar; Jaraslov, un antiguo amigo de Ludvik que se niega a abandonar sus tradiciones y creencias a favor del Partido. Todos los personajes tienen en común que intentan controlar de algún modo sus vidas, sin aceptar que existen factores que escapan de nuestro alcance, hasta el punto que al decidir suicidarte existe la posibilidad de que te tomes un bote de laxantes y el resultado no lleve a tu muerte pero sí sea especialmente patético y humillante (a la par que divertido para el lector).
He dicho que esta fue la primera novela que Kundera publicó, y se nota. La historia no se centra tanto en realidades etéreas sobre la existencia humana como en sus otras dos novelas que he mencionado antes, y existe un hilo conductor terrenal y una trama más explícita. Por esto en parte me gustó la historia un poco más que la de La insoportable levedad del ser o La identidad, porque tenía a dónde agarrarme, algo a lo que atenerme. Sin embargo, la falta de experiencia y los años de práctica que le quedaban por delante se notan: La broma no llega a tener el estilo limpio y elegante que tienen los trabajos que Milan Kundera escribió posteriormente. Se intuye que el autor tenía potencial y, a juzgar por lo que escribió después, supo desarrollarlo y explotarlo.
¿Qué quiero decir con esto último? Pues que, si bien la historia de La broma es magnífica, irónica y muy rica en contrastes, se puede ver (si ya habéis leído sus novelas más famosas) que al escritor aún le quedaba un largo camino por recorrer. Pero eso es lo bonito y lo curioso de empezar a leer la bibliografía de un autor por el principio, que se puede apreciar cómo ha ido creciendo y desarrollando su técnica narrativa. Así que si no sabéis por dónde empezar con Kundera, La broma es una buena linea de salida.
Kundera no sólo se limita a un personaje y, aunque es verdad que los hechos siempre giran alrededor de Ludvik, también tienen cabida las vidas de otros personajes que, al igual que el protagonista, tienen una existencia hasta cierto punto infeliz y patética. Entre ellos se encuentran Helena, la mujer del supuesto amigo de Ludvik que puso especial empeño en que lo expulsaran del Partido y que quiere vengarse de la infidelidad de su marido; Lucie, una muchacha que Ludvik conoce mientras está en el ejército y con la que las cosas no van como era de esperar; Jaraslov, un antiguo amigo de Ludvik que se niega a abandonar sus tradiciones y creencias a favor del Partido. Todos los personajes tienen en común que intentan controlar de algún modo sus vidas, sin aceptar que existen factores que escapan de nuestro alcance, hasta el punto que al decidir suicidarte existe la posibilidad de que te tomes un bote de laxantes y el resultado no lleve a tu muerte pero sí sea especialmente patético y humillante (a la par que divertido para el lector).
He dicho que esta fue la primera novela que Kundera publicó, y se nota. La historia no se centra tanto en realidades etéreas sobre la existencia humana como en sus otras dos novelas que he mencionado antes, y existe un hilo conductor terrenal y una trama más explícita. Por esto en parte me gustó la historia un poco más que la de La insoportable levedad del ser o La identidad, porque tenía a dónde agarrarme, algo a lo que atenerme. Sin embargo, la falta de experiencia y los años de práctica que le quedaban por delante se notan: La broma no llega a tener el estilo limpio y elegante que tienen los trabajos que Milan Kundera escribió posteriormente. Se intuye que el autor tenía potencial y, a juzgar por lo que escribió después, supo desarrollarlo y explotarlo.
¿Qué quiero decir con esto último? Pues que, si bien la historia de La broma es magnífica, irónica y muy rica en contrastes, se puede ver (si ya habéis leído sus novelas más famosas) que al escritor aún le quedaba un largo camino por recorrer. Pero eso es lo bonito y lo curioso de empezar a leer la bibliografía de un autor por el principio, que se puede apreciar cómo ha ido creciendo y desarrollando su técnica narrativa. Así que si no sabéis por dónde empezar con Kundera, La broma es una buena linea de salida.
Eso te iba a decir, que por lo que cuentas puede ser una buena opción para los que aun no nos hemos estrenado con el autor, una trama más clara siempre es mucho más fácil de seguir. Un saludo!!
ResponderEliminarSí, además de que, a pesar de ser la primera novela de Kundera, merece mucho la pena (:
EliminarLo de tomarse laxantes por error es tan de Hrabal... Vamos, es tan checo! Son los maestros en reírse de sí mismos. A mí me encanta Kundera.
ResponderEliminarbesos
¡Cuánto me pude reír con esa escena!
EliminarHola Ángela.Después de leer "la insoportable levedad del ser" de los que he visto y sobre las reseñas que he leído el que más me interesa es "La inmortalidad".Precisamente el que compré en papel hace unos 5 años.Esperando nuevos post para agosto :D
ResponderEliminarSi te gusta dímelo, aunque supongo que terminaré leyéndolo en algún momento (:
EliminarBuf..se acumulan las obras que es una locura.Ahora están para leer,después de acabar "Conejo en paz"deUpdike, "La hija del caníbal"de Rosa Montero y "A la caza del amor"(The `pùrsuit of love)de Nancy Mitford.Cada visita a la biblioteca...siempre acabas cogiendo algo.Es enfermizo.Por supuesto si cae "La inmortalidad" te informaré.
Eliminar¡Muchas gracias!
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