29 ago 2015

Reseña: Americanah de Chimamanda Ngozi Adichie

Hacía meses que quería leer Americanah de Chimamanda Ngozi Adichie. Había leído y oído cosas maravillosas sobre el libro, a menudo me encontraba reseñas que no bajan de las 4 estrellas en GoodReads. Estuve a punto de comprarlo pensando que me iba a encantar, pero al final opté por sacarlo de la biblioteca... y menos mal. Me encontré con una novela que, para mí, ha sido tremendamente sobrevalorada. Me decepcionó, así de claro.

Americanah está protagonizada por una pareja: Ifemelu y Obinze que, siendo adolescentes, se enamoran. Sin embargo, la vida los lleva a separarse cuando Ifemelu deja su Nigeria natal para marcharse a Estados Unidos y poder así continuar con sus estudios universitarios. Obinze, que en un principio tenía claro que se reencontraría con ella en Estados Unidos, ve cómo se le deniega el permiso de acceso al país y no vuelve a tener noticias de Ifemelu. Sin embargo, años después, y con un gran éxito a sus espaldas cosechado por su blog sobre su experiencia de inmigrante africana en Estados Unidos, Ifemelu decide regresar a su país.

La razón por la que me llamaba tanto la atención la novela, aparte de por las buenas reseñas que había leído sobre ella, fue el hecho de que la protagonista fuera una inmigrante en un Estados Unidos actual. Creía que iba a estar cargada de comentarios bastante jocosos sobre las diferencias culturales entre Nigeria y la gran potencia mundial de occidente. Y la verdad es que estos apuntes están presentes a lo largo de la novela, sobre todo en la forma de entradas en el blog de Ifemelu, pero no son el tema dominante de la historia. La gran parte de los capítulos se centra en su protagonista y en los novios que tiene una vez en Estados Unidos. Por la mitad del libro asumí que iba a leer una historia de amor truncado pero latente bastante ñoña, lo que hizo que no pudiera disfrutar del libro tanto como habría querido. Es más, quizá una parte más o menos interesante de la trama es la vida de Obinze, que al final se ve relegada a un segundo plano y está cogida con pinzas. Para mi gusto, muchas escenas narradas por Ifemelu no añadían nada al conjunto de la novela, solo aumentaban el número de páginas. Es cierto que una anécdota sobre la vida amorosa del personaje en un país donde él es el extranjero no viene mal para relajar la tensión de la narración, pero no me gustó que estas anécdotas tomaran más protagonismo que la propia experiencia como inmigrante de Ifemelu. Cada vez que aparecía algun comentario suyo sobre su blog o alguna historia de choque de culturas la disfrutaba muchísimo, pero sabía que iba a tener que esperar varias páginas hasta la siguiente.

Quizá lo que más me gustó del libro fue el sentido del humor de Chimamanda Ngozi Adichie a la hora de analizar a la sociedad occidental. Se notaba que era algo que ella había vivido en sus propias carnes y sobre lo que había pensado bastante. Creo que el libro habría sido mucho mejor si se hubiera centrado más en este aspecto que en la historia de amor manida entre Obinze e Ifemelu. Y es que la autora tiene una capacidad de análisis estupenda y consigue representar ciertos comportamientos desde el punto de vista de un extranjero de maneria hilarante. Quizá lo que más me decepcionó de Americanah fue ver el potencial de la historia y de la propia autora sacrificados a favor de la relación insulsa de unos personajes que no me decían nada cuando estaban juntos. Porque, tanto el uno como la otra, me resultaron muy poco reales, muy poco humanos, casi como estatuas articuladas que necesitan que alguien las mueva y que carecían de vida propia.

Sinceramente, quería que me gustara el libro pero ha sido todo lo contrario. Es cierto que tiene partes interesantes, como ya he dicho, pero Americanah me pareció una novela bastante típica que, pudiendo aportar mucho más, se quedó en unos personajes y una historia regulares que no tenían nada de novedoso en el fondo. Eso sí, tengo claro que quiero leer más de la autora.

 

22 ago 2015

Reseña: Middlemarch de George Eliot

Voy a hacer algo raro en mí: reseñar un libro al día siguiente de haberlo terminado. Lo normal habría sido que dejara esta reseña pendiente para redactarla en un futuro más o menos cercano, pero lo cierto es que Middlemarch me ha dejado con la necesidad de hablar de él y de compartir mis impresiones cuando estas todavía están a flor de piel.

Todo empezó en 2013, cuando me regalaron por Navidad el libro. Hacía tiempo que quería leerlo pero cuando llegó la hora de la verdad me acobardé y lo dejé en la estantería, esperando que llegara el día en que el miedo no me superase. 920 páginas en inglés escritas en el siglo XIX era algo que me venía demasiado grande y sospechaba que no iba a disfrutar la experiencia de leer esta obra. Sin embargo, con la llegada de 2015, y con algo más de práctica en el ámbito de leer en inglés, decidí que se habían acabado los miedos y que de este año no pasaba que leyera Middlemarch. Y así ha sido: lo reservé para el verano y he pasado dos semanas entre sus páginas. ¿Qué puedo decir? Ha sido maravilloso.

Intentar resumir la trama de Middlemarch es de lo más complicado, porque en 900 páginas ocurren muchas cosas y hay una gran cantidad de personajes. Básicamente, lo que George Eliot (o Mary Anne Evans, que era su nombre real) pretendió está ya expresado en el subtítulo del propio libro: hacer un análisis de la vida en las provincias. Así, a través de las vidas de varios personajes somos capaces de ver cómo se desarrollan las relaciones y acontecimientos en un pueblecito donde todo el mundo se conoce. La novela abre con Dorothea, una joven algo atípica en comparación con las chicas de su edad que busca darle sentido a su existencia por medio de buenas acciones. Desgraciadamente el matrimonio con Mr Casaubon, un intelectual ya entrado en años, cercena enormemente sus decisiones y acciones. Por otro lado encontramos a los Vincy, una familia acomodada del pueblo cuyo hijo está endeudado hasta las cejas y lleva a la humilde familia Garth a la ruina tras pedirles ayuda. Por otro lado, la hija de los Vincy es algo caprichosa y superficial, lo que también acarreará sus consecuencias. Otro personaje importante es el de Lydgate, un médico que ha llegado nuevo al pueblo y que ansía romper con los moldes de la medicina, sin preocuparse por los asuntos sociales o el mecanismo interno de Middlemarch, aunque sus planes de futuro no se desarrollarán del todo como él espera.Y así muchos más personajes que forman el entramado de esta
ambiciosa novela.

Como ya he dicho, resumir Middlemarch es casi imposible si no se quiere destripar hechos claves de la trama. Tantas páginas dan para mucho y, gracias a la maestría de George Eliot, el lector crea una conexión con los personajes que hacía tiempo que no encontraba. Desde el primer capítulo dan ganas de seguir leyendo, de ver qué ocurre con los personajes que han sido presentados. Hay algo en cómo la autora organizó la historia que, aunque es un poco lenta, la hace muy amena. Además, no solo trata las relaciones personales de los personajes, sino que también hay cabida a temas como la política de la época o la religión. Más de una vez me encontré buscando información sobre temas de los que había leído de pasada pero nunca me había decidido a indagar demasiado. Por si esto fuera poco, de vez en cuando aparecía alguna referencia a la literatura anterior y, si me daba cuenta del guiño, daba mucha satisfacción (todas las horas de estudio han merecido la pena solo por esto). Pero para los que no les guste demasiado tanto detalle, no os preocupéis, la trama en sí está perfectamente tejida y dosificada. Las acciones realizadas por los personajes en las primeras páginas tienen sus consecuencias en las últimas. No sé vosotros, pero a mí ese nivel de relación de los hechos en una novela me encanta.

El hecho de que Middlemarch fuera concebido como un estudio social hace que la representación de los personajes en relación con el medio tenga mucho peso. Con hijos que bajan en el escalafón social con respecto a sus padres, hijos que suben en él a pesar de lo que ello les pueda costar para su felicidad e, incluso, hijos ilegítimos. A menudo pensaba que George Eliot intentaba mandar un mensaje en cierto modo sobre la poca importancia del origen de las personas a favor de su destino final. Otro detalle que merece la pena remarcar es cómo la autora, sin necesidad de ponerlo en palabras o de manera moralizante, deja entrever una idea que a veces olvidamos: el dinero no da la felicidad (aunque a veces puede facilitar las cosas). Pero si hay un tema que me llamó particularmente la atención fue la posición de las mujeres en la sociedad del siglo XIX. Lejos de caer en el paradigma del "ángel de la casa", George Eliot crea una serie de personajes femeninos bastante fuertes y definidos que terminan determinando las vidas de sus compañeros masculinos a pesar de estar siempre a la merced de las decisiones de estos. Me gustó mucho cómo se presenta en la novela la importancia de esas mujeres en un mundo dominado por hombres. ¡Atención a los personajes de Dorothea y Mary Garth!

Poco me queda por decir más allá de una simple recomendación: reservad este libro para cuando tengáis tiempo, para cuando podáis dedicarle la atención que merece. No lo digo solo para que no se os haga cuesta arriba, sino para que podáis disfrutar de verdad con las vidas de unos personajes que se volverán casi como amigos. Middlemarch es considerada una de las mejores novelas inglesas del siglo XIX y con razón.


La edición que yo leí fue la editada por Penguin en su colección Penguin English Library, en inglés. Si queréis leer el libro en castellano Alba Editorial también lo publica en una edición preciosa.

18 ago 2015

Reseña: Sula de Toni Morrison

En febrero leí mi primer libro de Toni Morrison: The Bluest Eye (Ojos azules en la traducción española). Me encantó, descubrí en él a una autora que sabía quería leer todo lo que hubiera escrito. Por ello, me decidí a ir leyendo su bibliografía poco a poco y en orden de publicación. Eso me llevó al libro del que quiero hablar hoy: Sula.

Esta novela nos situa en un barrio de Ohio donde la mayoría de sus habitantes son de origen afroamericano. Aquí encontramos personajes muy variopintos, como Shadrack, que después de regresar de la Primera Guerra Mundial ya no es el que era antes y evita padecer un miedo crónico celebrando una vez al año el Día del Suicidio. Por otro lado, también viven allí las familias de Nel y Sula, dos niñas que han trabado amistad a pesar de sus educaciones tan distintas: la primera tiene una madre muy estricta que solo desea una vida convencional para su hija, la cual tiene otros sueños. Sula, sin embargo, vive en la casa de su abuela, que perdió una pierna por razones desconocidas, con su madre y con tres niños que la abuela adoptó. A diferencia de la casa de Nel, la de Sula está llena de vida y de libertad. Sin embargo, las dos amigas empiezan a distanciarse cuando un niño del barrio se ahoga por su culpa y deciden no contárselo a nadie. Después del instituto Sula desaparece y Nel se casa. Unos años después Sula regresa al barrio totalmente cambiada y dispuesta a vivir su vida sin reparar en lo que los demás pensarán.

Creo que mi problema con Sula fue que esperaba leer The Bluest Eye de nuevo, o algo parecido. Y así fue, más o menos. Hay una serie de temas comunes entre las novelas: la comunidad negra, las mujeres dentro de esa comunidad, la búsqueda de una identidad... Pero no me resultó suficiente, a veces lo que creermos que queremos no es lo que en verdad necesitamos (y hasta aquí llegó el momento sensible). La cuestión es que, aunque he encontrado temas comunes, no me ha resultado suficiente para considerar que Sula esté a la misma altura que el primer libro de la autora. Lo cual también es normal dado que estas son las primeras novelas de Toni Morrison y los altibajos en los inicios son de esperar. De todos modos, aunque no lo parezca, el libro me gustó y es una muy buena historia.


La trama se extiende a lo largo de varios años, lo que a veces es algo confuso porque el libro ronda las 200 páginas y abarca varias décadas. Sin embargo, la autora consigue hacer estos saltos en el tiempo llevaderos, da mucha fluidez a una distribución temporal que podría haberse vuelto en su contra. La historia, además, trata un tema principal, la vida y la identidad de las mujeres negras, que es constante a lo largo de toda la novela. Esto no lo consigue gracias únicamente a Nel y Sula, sino a otros personajes femeninos que revolotean alrededor de las protagonistas, dándole mayor profundidad a un libro que, si bien breve, es bastante intenso. A pesar de esto, es cierto que encontré cierta falta de cohesión a la hora de hilvanar las historias de los distintos personajes que se encontraban más allá de los círculos familiares de las protagonistas. Toni Morrison había creado grandes historias, pero éstas, en ocasiones, no confluían del todo con el resto de la narrativa y con la totalidad de la obra. Se quedaban en simples anécdotas (lo cual es posible que fuera lo deseado por la autora). La cuestión es que personajes como Shadrack, al que en un momento se le había dado importancia, se quedaba vagando en el éter en el conjunto de la novela.

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Lo importante en Sula, eso sí, son los personajes. La historia está ahí, no tiene mucha acción, pero son los propios personajes los que la mueven, con sus personalidades definidas y particulares. Las mujeres son las que mayor peso tienen en el libro, ya que son ellas las que tienen que encargarse del mundo que las rodea y son ellas las que toman las decisiones que las llevaran a un destino u otro. Nel, que comienza siendo una niña que sueña con la libertad que su amiga Sula tiene termina casándose joven, cercenando esas ansias de hacer lo que quiera para dedicarse a su marido y a sus hijos. Sula, por otro lado, que siempre ha vivido entre el ruido y el desorden, ha de experimentar una serie de hechos dramáticos que la llevan a intentar ser más libre en la vida adulta, a vivir al margen de las convenciones sociales y emocionales, sin pensar en las consecuencias de sus actos. Quizá Sula fue el personaje que más me gustó de toda la novela, porque era intrigante, era distinta y era indomable. Además, llevaba en su ADN los genes de las mujeres que la habían criado: su abuela y su madre, ambas viudas pero dispuestas a no dejarse achantar a pesar de los traumas y las inclemencias de la vida. 
 
En definitiva, si tuviera que decir de qué va Sula exactamente, me decantaría por decir que trata de la lucha de las personas a pesar de las heridas abiertas, de la búsqueda de un camino para seguir viviendo, sea como sea. Con unos personajes asombrosos y un estilo impecable, no puedo tenerle demasiado en cuenta a Toni Morrison aspectos menores como la falta de conexión entre algunas historias. Me es imposible ser servera con esta autora, lo siento.

(La edición que yo leí fue una traducción al español de Ediciones B, la cual tiene ya mucho tiempo. Debolsillo también publica el libro en castellano con el mismo nombre que en inglés: Sula.)

14 ago 2015

Mi cuatrimestre con Jane

Imagen: Jane Mount

Hoy quiero compartir una anécdota con vosotros. El año pasado por estas fechas tuve que hacer la matrícula para el siguiente curso de universidad. Una de las asignaturas que se ofertaban tenía el nombre de Curso monográfico de literatura. El año anterior había sido sobre el movimiento post-modernista, así que me matriculé sin dudarlo... ¡hasta me compré los libros! Cuando llegó el mes de septiembre (y cuando yo revisé la guía docente de la asignatura), me di cuenta de que habían cambiado el contenido por un curso exclusivamente sobre Jane Austen. En más de una ocasión he mencionado que la autora no es para mí, así que ya podéis imaginar cuál fue mi sorpresa al encontrarme con esta situación. De todos modos, decidí tomármelo con filosofía: siempre hay algo nuevo que aprender y esta era la excusa perfecta para leer a Jane Austen al completo e intentar entenderla.

Mi experiencia previa (y única) había sido Northanger Abbey. No me llamó la atención y, aunque me creó la responsabilidad de seguir leyendo a la autora, lo cierto es que no se convirtió en mi prioridad. De todos modos, y ahora que tengo más perspectiva, comprendo que esta es la primera novela de Jane Austen y que, si bien muestra su humor irónico, no es ni mucho menos una obra maestra. De todos modos, si queréis saber qué pensé sobre el libro con mayor detalle, a la reseña me remito.



Sentido y Sensibilidad
  
Si me tengo que quedar con algo de esta lectura es lo mucho que muestra sobre cómo funcionaba una de las clases altas de la sociedad inglesa en la época. La preferencia de los primogénitos a la hora de heredar, la falta de derechos hereditarios de las mujeres con respecto a los familiares varones, incluso el papel de los matrimonios a nivel social. Da una idea muy clara sobre el funcionamiento de la sociedad en aquella época y es de lo más útil para aquellos que quieran seguir leyendo obras escritas en el siglo XIX. Sin embargo, y dejando a un lado el hecho de que las historias de amor no son lo mío, los personajes eran o muy malos o muy buenos... y eso no me convence nunca. Es más, creo que debido a la mentalidad de la época (tampoco hay que perder de vista el contexto) hay personajes de Jane Austen muy interesantes, en este caso Willoughby, que quedan un poco desperdiciados. Por otro lado, lo del Coronel Brandon al final no terminó de cuadrarme. Ni eso, ni el cambio repentino de Marianne y su nueva mentalidad opuesta a ser una persona que se deja guiar por sus sentimientos (a mí, de hecho, me encantaba que fuera así).

Orgullo y Prejuicio

Os parecerá sorprendente e incluso brujería, pero jamás he llegado a saber del todo de qué iba la historia de Orgullo y Prejuicio. De una manera u otra he ido evitando conocer la trama en profundidad. Solo conocía algunos detalles básicos. Ni siquiera he visto ninguna de las adaptaciones que se han hecho de la novela. Sin embargo, esto no importó porque, conforme iba leyendo el libro, me resultaba muy fácil adivinar lo que iba a ocurrir a continuación. Una vez más, creo que Jane Austen no le sacó todo el potencial que podía a algunos personajes estupendos como Mr Bennet. ¡Ojalá hubiera tenido más protagonismo! Otra cosa que tampoco me terminó de gustar fue que Wickham fuera tan malo para beatificar a Mr Darcy. Y es que no entiendo por qué a todo el mundo le encanta este último personaje... a mí me pareció de lo más rígido y estirado. Incluso después de la carta famosa. Por otro lado he de reconocer que el personaje de Elizabeth es bastante curioso en relación con los valores de la época. Dudo que hubiera muchas mujeres como ella que se pudieran permitir el lujo de actuar de esa manera tan libre cuando no tenían un futuro estable a no ser que se casaran (todo lo contrario a lo que ocurre con la protagonsita de Emma).

Mansfield Park

Llegamos a la novela que más me ha gustado de todas las que he leído de Jane Austen... y justamente es la que, por lo que tengo entendido, menos suele gustar. Supongo que el hecho de que sea la que menos se parece a sus novelas anteriores es clave en este asunto. Me llamó mucho la atención encontrar a una Jane Austen tan madura y, quizá, algo desencantada con la vida. No es tan romántico y es mucho más oscuro que los libros de los que acabo de hablar. Hay personajes mucho más retorcidos, como los Crawford y trata temas mucho más complejos con respecto a las mujeres y a lo que ocurría cuando estas no se comportaban de acuerdo a las normas sociales de la época (desde casarse con un hombre pobre a ser infiel). El personaje de Fanny (que a muchos desespera) me pareció el resultado de años de maltratos psicológicos por parte de sus familiares y de la dependencia que a la vez tiene de ellos, como una especie de síndrome de Estocolmo. Por no hablar del tema de la esclavitud, que si bien solo se menciona de pasada una vez en la obra, lo cierto es que impregna toda la trama con diversas imágenes y referencias. Y es que pienso (de manera totalmente subjetiva, claro) que Jane Austen estaba tratando de decirnos que la esclavitud era necesaria para la sociedad inglesa del siglo XIX, pero que los esclavos deberían ser tratados con mucha más humanidad de la que habían sido tratados en el pasado. (Escribí el trabajo de la asignatura sobre este libro y este tema en concreto y, como podeís comprobar, hizo que tuviera una serie de opiniones bastante definidas al respecto).

 Emma

¡Llegamos al último de la lista! Emma se me hizo un poco cuesta arriba por una razón: me pareció un tanto trivial lo que le ocurría a una clase alta cuya mayor preocupación era si irían a una fiesta que el vecino había organizado o no. La protagonista, de hecho, solo se preocupa de hacer de Celestina porque tiene dinero de sobra y puede vivir una vida sin mayores complicaciones. De nuevo, y como ya me ocurrió con Sentido y Sensibilidad y Orgullo y Prejuicio, la trama me resultó algo previsible. También eché en falta un mayor desarrollo de personajes mucho más interesantes (a mi parecer) que podrían haber dado más profundidad a la historia por el hecho de venir de clases más bajas o haber perdido gran parte de su fortuna. Me refiero a Jane Fairfax (la cual compara el trabajo de institutriz con el tráfico de esclavos) y a Miss Bates, que vivió una vida acomodada de pequeña y ahora no tiene tanto poder económico. También eché de menos un mayor desarrollo de la historia de Harriet, y no tener por única explicación una breve mención a sus orígenes. En cuanto al personaje de Emma, creo que, si bien es caprichosa y frívola, Austen la creó así para mostrar lo que puede pasar si crees estar por encima de los demás solo por tu fortuna, lo cual justifica lo mal que pueda caer el personaje en sí. Por cierto, Mr Knightley me pareció mucho mejor personaje que Mr Darcy, sin lugar a dudas.


Dejando de lado los comentarios individuales de cada novela, lo cierto es que Jane Austen tuvo y tiene una importancia muy grande dentro de la literatura inglesa. En una época en la que las mujeres no eran tomadas en serio como escritoras, ella consiguió vender un gran número de copias sin dejar de lado el mundo que ella conocía: el de las mujeres en una sociedad dirigida por hombres. Después de tantos meses estudiándola y analizándola, lo que tengo claro es que, aunque sus historias no sean de mis preferidas, he de admitir que Austen brilla por aquello que dice entre líneas, por todas las cosas de las que podría haber hablado y que deja colgando en sus novelas debido, probablemente, a las limitaciones que se le ponían a las mujeres que escribían. Puede que el sexo femenino fuera considerado como carente de opinión en el siglo XIX, pero Jane Austen demuestra que esas opiniones existían y que se debía hablar de ellas. Por esto creo que, al menos, he de reconocerle que dio voz a un grupo y a una realidad que, a pesar de estar ahí, eran invisibles.