Crónica de una muerte anunciada es un libro que encontré por casualidad mientras buscaba por mi casa algo que leer durante los 20 minutos que dura el viaje en tren hasta mi universidad. Me fijé en él porque es un libro de lo más fino -no llega a las 100 páginas- y porque el autor es más que conocido.
A pesar de su corta extensión, he tardado más de lo que esperaba en leerlo, debido a la falta de tiempo. Supongo que por eso no me ha llegado a gustar tanto como pensaba que me gustaría en un principio. Quiero decir, que la idea de contar cómo han asesinado a alguien (en este caso, a Santiago Nasar) sabiendo desde un principio que lo asesinan, es bastante original. García Márquez juega con el lado morboso de cada uno, ese lado al que no le basta con saber qué ha sucedido, sino que también arde en deseos de saber hasta el más ínfimo detalle de cómo se ha perpetrado tal crimen y por qué.
Sin embargo, y como ya he dicho, había partes en las que me perdía un poco y todo me parecía un poco sinsentido... supongo que por no haber tenido la posibilidad de leerlo de un tirón y porque a mí eso de matar a alguien para restaurar el honor de una persona me parece un tanto estúpido...
Lo dejaré pendiente de relectura para el futuro, a ver si, leyéndolo con más tranquilidad, me convence.
L.A. Candy es uno de esos libros que jamás se me habría ocurrido leer; primero por la portada (tanto corazoncito no es que me vuelva precisamente loca) y después por su autora: Lauren Conrad. No es que la chica me caiga mal, de hecho he visto un par de temporadas de su programa The Hills y la verdad es que parece bastante maja, lo único es que era un tanto excéptica con respecto a lo que pudiese escribir. Y, en cierto modo, no me equivocaba del todo. Aún así, la curisidad pudo conmigo y terminé pidiéndole prestado el libro a un amigo para ver qué tal estaba (por eso que decía el Dr. Frank-N-Furter de "don't judge a book by its cover").
He dicho que no me equivoqué demasiado al ser escéptica con Lauren Conrad como escritora por una razón: su manera de escribir. Esto es lo que menos me ha gustado, quizá. Es demasiado coloquial, abusa de expresiones que normalmente se usan cuando estás hablando con tus amigos más cercanos... para una conversación desenfada queda bien pero para un libro, ya no tanto. Además, usa demasiadas siglas para abreviar expresiones, lo cual es bastante frustrante en ocasiones porque, dada mi capacidad casi nula para identificar qué palabra corresponde a cada letra, no entendía algunos diálogos y eso no es de gran ayuda para enterarme del argumento.
Por otro lado, la portada hace honra al contenido de la novela: es la vida de una chica joven (incluidos, cómo no, sus problemas en materias relacionadas con el corazón). Sin embargo, hay algo especial, y es por lo que el libro me ha gustado: todo está acompañado por el hecho de que la vida de Jane (la protagonista) y sus amigas está siendo grabada para un reality show que se emitirá en la televisón. Algo que me suena bastante a la vida de Lauren Conrad (de hecho, pondría la mano en el fuego y aseguraría que muchas de las anécdotas que aquí cuenta le ocurrieron en la vida real). Es ese toque de originalidd lo que le da vidilla al libro, lo que hace que no sea algo nefasto y sin sentido. De hecho, creo que puedo comprender por qué la autora decidió marcharse del programa. La cosa es que, lo que podría haber resultado bastante aburrido y simplón, se convierte en algo entretenido y, por qué no, divertido. Lo reconozco, había partes en las que no podía dejar de leer, necesitaba más y más... y todavía lo necesito. Al menos hay segunda parte (¿o debería decir segunda temporada?).
Extremely Loud and Incredibly Close (Tan fuerte, tan cerca), Jonathan Safran Foer
Llevo evitando escribir sobre este libro durante semanas. No es que no me haya gustado, todo lo contrario, es sólo que Extremely Loud and Incredibly Close (Tan fuerte, tan cerca) es del tipo de historia de la que tarda en llegarte adentro, de ésas que comprendes pasados unos días.
Yo no sé qué tiene el pequeño Oskar que ha conseguido emocionarme, no sólo al final, sino durante todo el relato de su peripecia por las calles de Nueva York. Sus sentimientos encontrados en lo referente a encontrar la cerradura que esa llave abre son tan reales... por un lado quiere descubrir a qué puerta corresponde la llave, pero por otro, sabe -en el fondo- que ello supondrá despedirse de su padre de manera definitiva, que finalmente tendrá que aceptar que se ha ido y que nunca va a volver, que le toca crecer junto a ese vacío que el fallecimiento tan inesperado de su progenitor ha dejado en él y en su familia.
Por si esto fuera poco, la novela intercala la aventura de Oskar con la historia de su abuela, por un lado, y la de su abuelo, por el otro. Cómo dos personas, por miedo a estar solas son capaces de autoconvencerse de que se aman, dejando atrás lo que verdaderamente sienten. Pero no sólo eso, sino cómo, años después el perder al núcleo de la familia que nunca tuvieron les hace unirse y tratar de ser lo que nunca fueron, felices.
Hay veces que un libro te deja con ganas de llorar al final, pero éste va un paso más allá. No hace que tus emociones afloren en los últimos capítulos, sino que ya desde el principio, notas un nudo en el estómago que se mezcla con el cariño hacia el personaje de Oskar. Es algo sin igual, consigue atraparte desde las primeras líneas y no te deja escapar hasta que no quedan más páginas.
Simplemente asombroso, uno de los libros más bonitos que he leído en mucho tiempo.
Veinticuatro horas en la vida de una mujer, Stefan Zweig
Esta es la primera vez que leo algo de Stefan Zweig. El libro llevaba varios meses esperando en la estantería a que lo cogiera pero nunca encontraba el momento adecuado. Lo cual no tiene demasiado sentido dado lo corto que es (ronda las 100 páginas). Pero al final me decidí: tenía que hace un viaje en tren de una hora la ida y otra hora la vuelta, y Veinticuatro horas en la vida de una mujer me pareció la mejor opción.
El libro se centra en el reltado que una mujer de la alta sociedad le cuenta al narrador, cuya identidad es desconocida. Ella se lamenta por un episodio que tuvo lugar en su pasado y que la atormenta todavía: duda acerca de si hizo bien dejándose llevar por sus instintos y haber estado dipuesta a dejarlo todo por un hombre al que apenas conocía, o si debería haber actuado de una manera distinta.
Si soy sincera, la historia en sí no me entusiasmó, no es del tipo de historia que suele llamarme la atención... pero la forma en la que está escrita, ¡eso es otra cosa! Stefan Zweig es fantástico, explica la psicología de los personajes de manera maravillosa, narra los hechos detalladamente pero sin llegar a ser redundante ni soporífero. Me encantó su estilo a la hora de escribir, qué le voy a hacer. Por eso me da que este libro, si bien es el primero que leo de él, no será el último.
Solo he leído el de Zweig y me gustó, aunque no tanto como otros. Pero yo también creo que no será el último que leas, y todos te van a parecer especiales; es que el hombre sabe escribir. Una pregunta, ¿no te daba la sensación de que ese relato lo tenía que haber escrito una mujer? :)
ResponderEliminarDe los demás tengo todavía pendiente el de García Márquez, y seguiré tu consejo y lo leeré seguido :)
Lo bueno que tiene Zweig, o esa impresión me dio al leer el libro, es que tiene una sensibilidad especial para ponerse en el lugar de una mujer, y la verdad es que fue un soplo de aire fresco que una historia así la contase un hombre (:
Eliminar¡Ay! A ver qué te parece el de Gabo :D
Stefan Zweig es sencillamente maravilloso. A mi me encanta y a Gabo tambien, aunque este libro lo tengo pendiente
ResponderEliminarTengo que leer más de Stefan Zweig :D
EliminarY el de "Crónica de una muerte anunciada" es corto corto corto, así que es ponerse y en un par de horas ya está acabado (:
¿Alguien ha leído "Carta de una desconocida" de este mismo autor? Os la recomiendo a todos los que os gusten las novelas sobre los sentimientos. Yo creo que estas dos novelas y "Novela de ajedrez" son las mejores de este magnífico escritor.
ResponderEliminarPor cierto, de "Carta de una desconocidad" se hizo en 1948 una película muy buena dirigida por Max Ophüls e interpretada muy bien por Joan Fontaine y Louis Jordan que no podéis dejar de ver. Saludos.
Yo he visto la película, pero el libro la verdad es que no lo he tocado jamás. ¡Me anoto ese y el otro que has dicho para futuras lecturas!
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