27 mar 2013

¿Qué hace de un clásico "un clásico"?


A menudo me encuentro pensando sobre qué hace de un clásico un clásico. ¿Se basa en el tema tratado? ¿Por la forma de escribir? ¿Por la fama que logra el autor? Parece que no hay un criterio determinado, al menos no de forma aparente, y, aún así, nadie duda en decir que El joven Werther, Medea, El Lazarillo de Tormes o Los miserables son grandes obras de la literatura universal, cuando no tienen nada que ver las unas con las otras. Supongo que, en ese sentido, el que un libro se convierta o no en un clásico es un fenómeno un tanto impredecible. Sin embargo, no puedo parar de preguntarme sobre cuáles son los libros de ahora que formarán parte de los clásicos de mañana. O al menos los autores que se volverán inmortales. 

Y es que muchos de los nombres que han llegado a nuestros días y que siguen siendo leídos poco sabían de cuál sería su futuro. Es cierto que algunos como Shakespeare o Dickens conocieron el éxito en vida. De hecho, podríamos decir que eran las estrellas del momento en el campo literario... pero si tomamos esta norma como paradigma, ¿qué pasa con aquellos que cosecharon gran fama pero que han sido olvidados o menos conocidos conforme han transcurrido los siglos? Y lo que es más importante, ¿cómo se explica el éxito en casos como, por ejemplo, Cumbres borrascosas, la cual es una obra clave de la literatura inglesa pero, en su época, pasó sin pena ni gloria por las manos de los críticos?

Si una cosa queda clara es que la fama instantánea no da la eternidad necesariamente. Los booms editoriales no son más que modas y, una vez acabada la fiesta, cuando los invitados ya se han ido, sólo quedan el confeti y los restos de tarta... pero nada más. ¿Quién puede creer que libros como 50 sombras de Grey o Los juegos del hambre seguirán viviendo dentro de unos años? Sólo aquellas obras que tienen algo especial consiguen ganar la batalla contra el tiempo.

¿Y qué es ese “algo especial”? No sé muy bien cómo describirlo, pero supongo que consistiría en la mezcla perfecta de innovación, originalidad, pasajes y personajes para el recuerdo (ya sea el bueno o el malo) y valor. Sobre todo valor por parte del autor a la hora de dejar un trozo de su ser en cada frase. Estar dispuesto a tratar situaciones y temáticas complicadas y que no siempre son del todo agradables. ¿Acaso le resultaría sencillo a George Orwell escribir acerca de una sociedad derivada de los acontecimientos que estaban ocurriendo en la suya actual? ¿No se imaginaba Nabokov el revuelto que su Lolita originaría entre editores y lectores? ¿Hace falta recordar que El retrato de Dorian Gray le causó a Oscar Wilde tremendos problemas? Y así innumerables casos. Pero todos siguieron adelante. 

Esto me lleva a pensar que un clásico no nace del pensamiento de querer triunfar, sino de la necesidad de escribir, de comunicar las palabras, las cuales constituyen la mayor arma con la que cuenta el ser humano. Decidir usarlas, cueste lo que cueste, es todo un alarde de valentía. Para mí, lo que define un clásico es el halo que lo envuelve, ese aura que indica que ha sido escrito porque era preciso escribirlo, sin importar los ingresos que generase después. Un clásico no es ni más ni menos que un compromiso con la sociedad, casi una obligación. Un clásico de la literatura es creado por amor al arte, porque es coger lápiz y papel o morir ahogado por las palabras que no se dicen. Y, lo que es más importante, un clásico es ese libro capaz de cambiar vidas y que se queda para siempre con nosotros una vez llegamos a la última página, lo cual no quiere decir que la obra acabe ahí. Ésta es interminable, nosotros la continuamos una vez que la hacemos nuestra, formando parte de un proceso infinito que lleva a la inmortalidad de sus autores.


Y, para vosotros, ¿qué hace de un clásico "un clásico?

25 mar 2013

Reseña: "Looking for Alaska", de John Green

[Puntuación: 2/5]
Antes de empezar con la reseña de The Fault in our Stars, creo más conveniente hablar de Looking for Alaska que, además de ser el primer libro publicado de John Green y con el que comenzó a labrarse cierto nombre en el mundo de la literatura juvenil, fue la primera novela que me leí de él, allá por el verano. Y sí, estoy poniéndome al día con las reseñas atrasadas.

La historia comienza cuando Miles, por puro deseo de comprobar si la vida tiene más que ofrecerle, decide irse a un internado para cursar sus estudios secundarios. Allí conoce a Chip, apodado "The Colonel" y que es su compañero de habitación. Este chico es muy amigo de la famosa Alaska que le da el título al libro, y que, como no podía ser de otra forma, embelesa a Miles desde el primer instante en que la ve. La chica, lejos de ser una barbie de instituto, está obsesionada con los libros (lo cual no implica que se los lea) y tiene cierta tendencia trágica a la hora de ver la vida. Sin ir más lejos, llegado el momento dice que ella fuma tan rápido, no porque disfrute el tabaco, sino porque desea morir. Ahí es nada. Entre los dos amigos, introducen a Miles en la vida del internado donde vivirán una serie de experiencias que girarán en torno a alcohol, tabaco, amores, rupturas y un largo etcétera. Sin embargo, un día, Alaska desaparece y nadie sabe muy bien qué ha ocurrido. Y hasta aquí puedo contar.

Portada de la edición Latinoamericana
En lo referente a la historia, ésta es interesante y a veces adictiva. No es que pase demasiado, pero John Green se las apaña para dejarte con la curiosidad y tampoco es que escriba excesivamente mal, tiene algunas frases interesantes y que merece la pena señalar (sólo hay que ver mi copia del libro y la de marcadores que tiene puestos). El final de la trama es bastante sorprendente, a partir de la desaparición de Alaska parece que las cosas empiezan a moverse un poco más y surge un argumento que hasta el momento no existía o era verdaderamente ambiguo. Pero vamos, que quitando esa parte, la primera mitad de la novela es un poco de relleno. O esa es la impresión que me dio a mí.

Mi opinión no es tan buena si tengo que hablar de los personajes, que, al fin y al cabo, son el núcleo de la historia. Me resultaron harto estereotípicos y, en el caso de Alaska, incluso insoportables. Siempre que se ha de representar a la heroína adolescente se recurre a la chica atrevida, que no teme a la muerte, de la que se enamora el protagonista pero es, oh, tan inalcanzable que es casi una diosa. Con frases que en la vida real nadie diría si no quiere que lo tomen por idiota de remate, Alaska Young se ha convertido en uno de los personajes que más he aborrecido jamás. "The Colonel", más o menos lo mismo, el chico que se lleva bien con todo el mundo, con más cara que espalda y amiguísimo de la femme fatale con la que idea mil y una tropelías. Quizá al que salvaría un poco sería a Miles, pero ni por esas. Quitando que está obsesionado con las últimas palabras de personajes famosos, no deja de ser el chico nuevo que queda cautivado por las personas con las que traba amistad y al que se le cae la baba por la chica guapa de la historia.

En definitiva, no logro entender a qué viene tanta pasión por John Green. Tanto con este libro como con The Fault in our Stars (del que está pendiente la reseña), me he quedado con una sensación de decepción inmensa en el cuerpo. Se le da demasiado bombo y platillo al autor por su papel en Vlogbrothers pero, sin duda, está sobrevalorado hasta la saciedad. Hala, ya lo he dicho. Me siento una persona nueva después de haber escrito todo esto.


19 mar 2013

Cartas bastante peculiares || "Una forma de vida", de Amélie Nothomb

[Puntuación: 2/5]


La entrada de hoy debería titularse "Cómo hablar de un libro del que apenas te acuerdas". Leí Una forma de vida en verano y la única memoria que conservo de la novela es que me dejó como últimamente me dejan los libros de Amélie Nothomb: algo fría y sin saber si me ha gustado o no. Y no porque la historia no sea original, sino porque... parece que se estropea un poco todo al final.

El libro tiene una estructura epistolar: todo lo que vamos a leer es la correspondencia entre la propia Amélie y un admirador estadounidense, Melvin Mappel, soldado en el ejército que ha sido destinado a Irak y que tiene una curiosa afección: está enamorado de Scherezade, que no es otra cosa que una parte del cuerpo del mismo soldado. Y no es un amor del tipo en el que te miras en el espejo y piensas "Qué cuerpazo, si pudiera, me casaba conmigo mismo", sino que para Melvin, Scherezade es como otra persona, como una entidad aparte. Esta revelación hace que se despierte la curiosidad de la escritora y que continúe con las cartas para saber más y más sobre el tema.

 No se puede decir mucho más de la historia porque, de seguir comentándola, teminaría por contar el desenlace. El libro no cuenta con más de 146 páginas, de ahí que todo el argumento esté comprimido. Supongo que en ese sentido Amélie Nothomb ha sido bastante inteligente: dado que no suele escribir obras muy extensas, lo mejor para hacer que pasen largos lapsos de tiempo sin que haya huecos inexplicables es usar cartas, que por todos es sabido que suelen ir lentas, y más si han de atravesar varios países y llegar a un territorio en plena guerra. Este es, sin duda, un punto a favor y una muestra del ingenio de la belga. Pero, llegados a cierto punto, la historia cambia y, no sé por qué, deja de tener el encanto que tenía al principio. Lo que antes era curioso, ahora es algo aburrido y provoca cierta desilusión en el lector. Deja un gusto amargo que no es demasiado agradable, esa impresión de no saber si has hecho bien en elegir ese libro para leerlo o deberías haber usado tu tiempo de otra forma.

A pesar de esto último, conforme leía, no podía parar de repetirme que era Amélie Nothomb a quien estaba leyendo, la ingeniosa y magnífica Amélie Nothomb que tan buenos ratos me ha hecho pasar a lo largo de los años desde que empezara a leerla con 15 años. No me veía capaz de dejarla de lado o aceptar que el libro no era tan bueno como cabía esperar de ella. Y más teniendo en cuenta que le había dado ese cariz autobiográfico que suelen tener sus mejores novelas (al menos, desde mi punto de vista). Pero, ¿es suficiente el amor que sientes hacia un escritor para justificar el seguir leyendo? Sí, me encanta la autora, pero... el libro es decepcionante. Y lo peor es que no es la primera vez que me sucede esto con ella. Llevo varias novelas suyas que me defraudan, que me resultan algo flojas, que, si no fuera por lo hilariante de las situaciones o de la facilidad con que usa el lenguaje, no merecerían la pena. Porque, si bien es verdad que no importa tanto el qué se cuenta como la forma de contarlo, también es cierto que la historia en sí no puede descuidarse hasta el punto de que carezca de sentido o que el final no tenga ningún timpo de relevancia. No sé, estoy en crisis con Nothomb.

4 mar 2013

"La verdad sobre Marie", de Jean-Philippe Toussaint

[Puntuación: 3/5]

"Quizá me equivocaba en ocasiones con respecto a Jean-Christophe de G., pero no me equivocaba nunca respecto a Marie, sabía cómo se comportaba Marie en cualquier circunstancia, sabía cómo reaccionaba Marie, conocía a Marie instintivamente, poseía de ella un conocimiento infuso, un saber innato, una comprensión total: sabía la verdad sobre Marie."


En el infinito ranking de libros que se han de leer de una única sentada, La verdad sobre Marie, de Jean-Philippe Toussaint, se encuentra dentro del Top 10. Y yo, que soy de concentración un tanto efímera, no hice lo que debía hacer, y he terminado leyendo la novela a trozos un tanto distanciados en le tiempo. Supongo que parte de esta reseña se verá afectada por la discontinuidad de mis hábitos lectores en los meses de enero y febrero.

Jean-Philippe Toussaint
La verdad sobre Marie no carece de argumento, pero sí que tiene una trama un tanto ambigua y algo difícil de explicar. Digo “difícil” porque es complicado ceñirse a los hechos narrados solamente y hacer que el libro pueda presentar cierto atractivo por el que destaque entre otras tantas obras. Sin embargo, aquí va mi intento: Marie y el narrador de la historia, tras varios años viviendo juntos, se separan. A continuación, Marie regresa a su apartamento con un hombre del que sólo conocemos el nombre y pasan la noche juntos, hasta que a él le da un infarto y fallece. A partir de aquí, descubrimos que él es un importante criador de caballos de carreras y que ambos se conocieron en Tokio (precisamente donde la relación de la protagonista y nuestro guia por la novela acabó). Después de un pasaje precioso sobre el intento de ser libre de uno de los caballos en pleno aeropuerto japonés, la narración nos traslada a la casa en la que vivía el padre de Marie. Allí, narrador y narrada se reencuentran y las dudas sobre la verdad de Marie parecen esclarecerse para volverse más confusas después.

Jean-Philippe Toussaint es un autor especial donde los haya. Su forma de escribir, la delicadeza y belleza que marcan cada pasaje del libro son, quizá, el principal factor de la novela. La historia pasa a un segundo plano y lo único que importan son las palabras y cómo se combinan unas con otras para dar lugar a pura poesía en forma de prosa. Quizá esto juega un poco en su contra si lo que esperamos es leer un libro entretenido. La verdad sobre Marie es complicado, lioso en ocasiones. La fina línea entre lo real y lo imaginado no existe y todo se entremezcla en la mente de un personaje del que sólo sabemos que está locamente enamorado de Marie. A veces me daba la impresión de estar leyendo pensamientos sueltos que han sido reunidos al azar para dar forma a una trama que, por su propia naturaleza, no puede ser delimitada. A la hora de retomar el libro siempre me costaba un poco de esfuerzo sumergirme de nuevo en él, comprender qué estaba pasando. Pero ya lo he dicho al principio: esta obra de Jean-Philippe Toussaint hay que leerla del tirón, sin hacer pausas más que para necesidades meramente vitales.

Y a pesar de todo, no estoy segura de si recomendaría este libro a cualquier persona. Requiere algo de curiosidad, que el lector busque más que una historia interesante. Cuando miro de nuevo el libro, que he dejado en la mesita de noche a pesar de haberlo terminado, lo único que me viene a la mente es el pensamiento de que es un ejemplo claro de hacer algo por el amor al arte, por el placer de crear algo maravilloso con estructuras tan simples y complicadas a la vez como son las palabras. La verdad sobre Marie es una obra que representa hasta el final a sus personajes, quedándose la historia abierta, tal y como hacía Marie con todas las cosas que encontraba a su paso: libros, armarios, cajones... La verdad sobre Marie es, en cierto modo, la misma Marie y creo que cuando un libro se convierte en su personaje, es una de las cosas más preciosas que pueden ocurrir en la literatura.

3 mar 2013

Readathon: reflexión del día de después



Después del día tan fructífero a nivel de lectura en inglés que tuvimos ayer, hoy toca la jornada de reflexión correspondiente y contestar a las preguntas que Isi ha propuesto:

  • ¿Has leído lo que te habías propuesto?

    Me había propuesto un objetivo un tanto ambicioso: tres libros, dos de ellos sin empezar... Pero mi principal meta era terminarme The Fault in our Stars ¡y vaya si lo conseguí! (aunque no me haya gustado del todo, pero eso es lo de menos). Así que sí, he leído lo que me había propuesto, más o menos.

  • ¿Te ha gustado la experiencia?

    ¡Me ha encantado! Especialmente el comprobar que no soy la única a la que la lectura le despierta un apetito voraz :P Pero sin duda, con lo que me quedo, es con lo maravillosos que han sido todos y cada uno de los participantes. ¡Gracias a ellos este Readathon ha sido divertidísimo!
  • ¿Participarías de nuevo en otro Readathon?

    No, no participaría... ¡PARTICIPARÉ!


Aquí dejo el enlace a los demás blogs que han participado:



2 mar 2013

READATHON (2 DE MARZO)

¡EL DÍA HA LLEGADO!



10:00 Me despierto, pero la cama está demasiado calentita y me he quedado dormida en cuestión de minutos. 

12:00 Me levanto, ¡al fin! Entra un viento helado cuando abro la ventana para que se ventile la habitación, pero es lo que necesitaba para espabilarme. Todavía no he sacado los libros de la estantería... ¡qué desastre!

12:10 Toca desayunar. Mi hermano ha comprado churros: azúcar para el cerebro. Me los tomo acompañados de un vaso de leche con cola-cao mientras hojeo la resvista Pronto de mi abuela. ¿Para cuándo leer de verdad? Si ni siquiera me interesan esos marujeos...

12:30 Tengo que vestirme y hacer algunos "mandados". Al final va a resultar que hoy es el día en que menos voy a leer. A la vuelta me pongo en intensivo sin falta, que hoy tengo que terminarme The Fault in our Stars.

13:15 Ahora sí que sí, ¡a leer se ha dicho!

14:00 ¡Voy a pasarme por los demás blogs que participan a ver cómo van!

14:32 He cogido muy buen ritmo y he leído desde la 150 hasta la 216... me da que esta siesta me lo termino sí o sí. Pero ahora toca un pequeño descansito y comer.

16:00  El descanso ha sido más largo de lo que esperaba. En cuanto termine el helado tan rico de brownie de chocolate (Ben & Jerry's, que no decaiga el espíritu del Inglés), me pongo de nuevo con el libro :D

16:04 Una breve actualización para recalcar lo riquísimo que estaba el helado... *babas*

17:07 Palabra que siempre se me olvida qué significa: ludicrous =  ridículo, absurdo.

18:19 "Some infinites are bigger than other infinites". Terminando el libro y creo que esta frase ha sido de las pocas cosas que me están gustando de él.

19:56 A sólo un capítulo de terminar el libro.

20:16 The Fault in our Stars terminado... me esperaba mucho más. En fin, voy a tomarme un descanso y después empezaré Times Was Soft There o Fight Club si me da tiempo antes de salir. Si no vuelvo ya, ¡mucho ánimo a los que todavía resistís en la readathon! :D