Esta es una extraordinaria historia de amor, o sea de celos, de sexo, de traiciones, de muerte y también de las debilidades y paradojas de la vida cotidiana de dos parejas cuyos destinos se entrelazan irremediablemente. Los celos de Teresa por Tomás, el terco amor de éste por ella opuesto a su irreflenable deseo de otras mujeres, el idealismo lírico y cursi de Franz, amante de Sabina, y la necesidad de ésta, amante también de Tomás, de perseguir incansable, una libertad que tan sólo la conduce a la insoportable levedad del ser, se convierten de simple anécdota en reflexión sobre problemas filosóficos que, afectan a cada uno directamente, cada día.

Con una sinopsis en la contraportada más que ambigua, me aventuré en las páginas de La insoportable levedad del ser sin tener ni idea de qué iba a pasar. En seguida me quedó claro que, si bien Milan Kundera no tiene un estilo muy enrevesado, hay que prestar atención a cada párrafo. La sencillez usada con extrema maestría. ¿Para qué divagar durante páginas y páginas cuando se puede realizar una reflexión mucho más hermosa en unas pocas líneas? Y es que en esta novela son más importantes los mensajes que hacen pensar a la historia en sí. De hecho, la trama es bastanta sencilla dentro de lo que cabe, lo importante es lo que la psicología y fuero interno de los personajes nos transmite. Por eso creo que cada parte del libro se centra en un personaje a la hora de avanzar en los hechos, lo cual da un espectro de interpretaciones y justificaciones de los más completo.

Sin embargo, creo que no estaría siendo del todo honesta si me deshiciera en halagos únicamente, si no señalara lo que me ha parecido más flojo. La última parte de la novela no me pareció que estuviera a la altura del resto de la historia. Me quedé un poco decepcionada con los últimos capítulos. Esperaba un final que me dejara satisfecha, que igualara todo lo que había leído hasta el momento o, incluso, lo superara y, en vez de esto, me encontré con uno de esos finales en los que se te queda el cuerpo algo frío. He de decir que tardé bastante en leer el libro porque me lo empecé en el avión cuando me iba de viaje y ya se sabe que, cuando uno viaja, la lectura queda relegada a un plano secundario del que apenas sale.
Resumiendo, si no pienso demasiado sobre la última parte de La insoportable levedad del ser, esta ha sido una novela que me ha gustado mucho (aunque no tanto como parece gustarle a todo el mundo). Los personajes y las reflexiones merecen la pena con creces. Milan Kundera tiene un don a la hora de escribir y me ha dejado con ganas de más... de hecho, ahora mismo estoy leyendo otro libro suyo, pero ya hablaré de eso otro día.
Es una novela muy potente, pero creo no hay que leerla como una novela sobre la naturaleza de las relaciones amorosas, sino como una novela sobre la libertad y su búsqueda en un mundo que carece de ella. A mí personalmente me encantó pero yo soy una incondicional de la literatura checa.
ResponderEliminarSaludos
Sí, es una novela que sobrepasa a los personajes, es más sobre el mundo y su entorno que sobre ellos mismos.
EliminarUn saludo!
Mi hermana lo leyó y me encantaria leerlo!
ResponderEliminarMe lo quiero releer pronto. Lo leí hace muchóisimo tiempo y ya no me acuerdo de muchos detalles. Kundera es imprescindible.
ResponderEliminar¡Yo me estoy aficionando a él!
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