Autor: André Gide
Título original: La porte étroite
Año de publicación: 1959
Traducción: Blanca Torrents
Páginas:160
Editorial: Debols!llo
Precio: 9'95 €
Jérôme Palissier es un delicado joven parisino que pasa los veranos en la casa de campo de su tío, en Normandía. Durante uno de esos veranos él y su prima Alissa se enamoran profundamente. Sin embargo, ella se convence poco a poco de que la apasionada alma de su amado corre peligro; para salvarlo, decide recorrer el camino de la renuncia y el ascetismo espiritual. Narrada en forma de confesión íntima, este libro bellísimo denuncia los extravíos de una moral austera y puritana, capaz de negar las leyes de la naturaleza y de la vida.
Aprovechando las ganas de seguir leyendo que me dejó Fahrenheit 451 (reseña) decidí leer otro libro que tenía pendiente desde hacía unos cuantos años. Porque sí, aunque ahora no compre tantos libros, hubo una época en la que tuve un problema de incontinencia compradora. De esa etapa me quedan unos cuantos (bastantes) libros que todavía no he tocado y que ya va siendo hora que lea de una vez por todas. Por eso elegí La puerta estrecha de André Gide. Hace cinco años que leí Los monederos falsos y recordaba al autor con especial cariño así que me lancé a por otra de sus obras.

Una cosa que hay que tener clara antes de leer La puerta estrecha es que el libro es, ante todo, una crítica al puritanismo derivado de la religión. Eso y que se basa en lo mucho que influencian a una persona las experiencias de su infancia. De no tener esto en cuenta, la novela sería una simple cursilada en la que los personajes son de lo más estúpidos y que carece de finalidad u objetivo alguno. Pero una vez que se lee desde la perspectiva de la crítica, todo cobra sentido, creedme. De lo contrario, dudo mucho que hubiera llegado a terminar el libro y no me habría resultado nada interesante. Los romances y yo no solemos llevarnos bien.

Creo que lo que menos me gustó fueron los personajes y, por lo consiguiente, la historia en sí. Hacia la mitad del libro ya no podía soportar a Alissa y sus ideas absurdas sobre la pureza del alma. Tampoco podía aguantar a Jérôme, que parecía cegado por el aura de su prima y era incapaz de ver nada más aparte de ella. Ambos me desesperaron a más no poder y no podía dejar de pensar en lo absurda que era su situación. Entre ellos se establece una relación estúpida en la que Alissa sigue alimentando las esperanzas de Jérôme sabiendo que nunca se cumplirán, y él decide seguir bebiendo de la ilusión de que algún día se casará con su prima sin querer aceptar la realidad. Y por en medio está Juliette, la prima pequeña que está enamorada de Jérôme y que nunca verá su amor correspondido. Creo que ella fue la única que me llegó a gustar de toda la historia, porque al menos hizo ademán de seguir adelante con su vida, sin quedarse del todo atascada en enamoramientos imposibles.
¿Recomendaría este libro? Depende de la persona. Sé que no le gustará a todo el mundo, a mí me ha dejado un poco que ni fu ni fa (de ahí el 3/5). El autor escribe estupendamente, pero la historia es algo olvidable, aunque no deje de resultar interesante. Tengo la impresión de que dentro de un par de años apenas me acordaré de la trama y dudo que eso sea una buena señal. Desde luego, si queréis comprobar el gran escritor que es André Gide os recomendaría mil veces antes Los monederos falsos (que es estupendo) a La puerta estrecha.