23 feb 2013

Matar a tu tío o no matarlo... esa es la cuestión || "Hamlet", de William Shakespeare

[Puntuación: 5/5]
  
Cada vez que decido leer un clásico de la literatura universal, como es el caso de Hamlet por el ya de sobra conocido por todos William Shakespeare, un miedo inexplicable me invade a la hora de escribir su reseña. Hasta el punto que he estado posponiendo la redacción de ésta durante más de medio año. Pero en el fondo, sabía que era algo ineludible, como la muerte del joven príncipe al final. ¡Uy! ¿Acabo de contar el final? No pasa nada, eso es lo de menos con esta obra.

Claudio y Hamlet disfrazados de leones en Carnaval
Como buena tragedia isabelina (muy buena, para ser exactos), ya se sabe de sobra que, desde el primer momento en que abramos el libro, nos vamos a encontrar con fantasmas, venganzas, un sino dramático y, por encima de todo, muertes. A la muerte de su padre, el rey Hamlet, el príncipe Hamlet (o Hamlet Jr. como a mí me gusta llamarlo), de acuerdo a lo que le han contado unos centinelas, decide ir al lugar donde supuestamente se ha aparecido el fantasma de Hamlet Senior. Para sorpresa del príncipe, ante sus ojos se presenta la imagen del difunto, el cual le comunica que en realidad fue asesinado por su hermano, el tío de Hamlet y ahora rey de Dinamarca, Claudio. Como era de esperar, le pide a Hamlet Jr. que vengue su muerte y castigue a su viuda, la reina Gertrudis, por haber contraído nupcias tan pronto con Claudio. A partir de aquí, el pobre del príncipe Hamlet empieza a tener tal lío en la cabeza que ni él mismo sabe si en verdad está loco o se está haciendo el loco. Las principales dudas que analiza hasta la saciedad son si él tiene el derecho de matar a otro ser humano, a pesar de que sea el asesino de su padre, y si podrá vivir con la conciencia tranquila al saber que, por llevar a cabo la venganza, él también se convertirá en un asesino. Entre medias, Hamlet descubre que el fantasma lleva razón, mata al padre de su querida Ophelia, ésta pierde la cabeza y se suicida tirándose a un río, hace el famoso soliloquio del “Ser o no ser, esa es la cuestión”, habla con la calavera del bufón Yodrik y termina muriendo hasta el apuntador en una escena final sublime.

Toda esta trama que acabo de contar de manera bastante abreviada y parca contiene una serie de elementos que hacen que mantengas el corazón apretado en un puño a cada línea. Y ya he dicho al principio de la reseña que la historia es lo de menos. Creo que nunca me cansaré de decir que lo que de verdad cuenta no es la idea en sí, sino la forma de contarla. Y aquí tenemos a un maestro de las palabras que tuvo éxito en una época en la que apenas se daba nada por un escritor. Los horizontes tan difusos entre lo real y lo imaginario, los constantes coqueteos del mundo de los muertos con el de los vivos, el fondo de guerra de unos países contra otros mientras que en la misma Corte del reino se libra otra contienda... todo esto hace de Hamlet un clásico que ha sobrevivido al paso del tiempo e, incluso, ha llegado a la inmortalidad.

Aun así, noto que a Hamlet le falta algo para llegar a ser tan redonda como Macbeth. No sé si digo esto porque ésta última me enamoró desde la primera página o porque tuve que leer la primera en un período bastante agobiante, justo en medio de la preparación de exámenes. De todas formas, no dudaría ni un segundo en admitir que, a pesar de que no suelo releer los libros, apuntaría Hamlet en la lista imaginaria de obras que quiero volver a disfrutar. No por nada en concreto, sino porque, como conjunto, es una obra maestra que trata sobre la lucha y el ansia por el poder, algo que nunca ha dejado de ser de rabiosa actualidad. Y es que Hamlet Jr. no muere al final de la novela, al menos no del todo. Es un personaje tan sumamente trabajado y con unas características tan definidas y marcadas que tiene vida más allá de las páginas del libro: perfectamente podría ser la última persona que me he cruzado por la calle antes de empezar a escribir la reseña. Y yo sin saberlo.

6 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo contigo en que Hamlet no es solamente un personaje universal si no también atemporal. El reloj de la Historia va pasando pero los defectos permanecen.
    Me ha gustado mucho tu reseña

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    1. ¡Qué comentario más interesante!
      Y muchas gracias (:

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  2. No me esperaba ver esta reseña de "Hamlet" porque es bastante sorprendente que los jóvenes demuestren tanto entusiasmo por los clásicos como tú lo haces.
    De plena actualidad este clásico, sí señor.

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    1. Bueno, yo creo que a poco que se tenga curiosidad por ver de dónde proviene lo que hoy en día leemos, terminas interesándote por los clásicos y, una vez los pruebas, son de lo más adictivos.

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  3. He llegado a este blog por casualidad y no me esperaba encontrar al "viejo Hamlet" aquí. Me resulta un poco raro que aún se lean libros como éste. Parece que todo está escrito ya pero las fuentes de lo que hoy se lee ya sabemos dónde está. Me ha gustado la reseña

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    1. Aún se leen y se seguirán leyendo. Lo bueno de los clásicos es que nunca pasan de moda.

      Muchas gracias (:

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